Mañana es el día, ese por el que te pasas todo el año suspirando y en el que sueñas cada vez que piensas en un deseo. Igual que la vida la cuentas por Cuaresmas, los años los cuentas por Domingos de Ramos.
De Pascuas a Ramos vas preparando el cuerpo para que no te sorprenda lo que a partir de este domingo va a suceder, pero siempre te pilla de improviso. Igual que es imposible prepararse para la pérdida de un ser querido, por muy avisado que estés, de la misma manera te pones nervioso siempre que te levantas ese día de Ramos y Palmas.
Tus deseos se hacen realidad en una semana de ocho días, que va de domingo a domingo de Ramos a Resurrección, todos los días de esa semana tienes un motivo de alegría y satisfacción.
Desde que la Pollinica con su guapísima Virgen de la Paloma pone la Cruz de Guía en la calle, hasta que se recoge la Virgen de Loreto, todos los días son distintos aunque se repitan de año en año.
Ya estás deseando ver el centro lleno de túnicas blancas de la Pollinica, de izquierdos por delante del Prendimiento y de quejío y compás del gitano que viene repartiendo Salud.
Estás en los descalzos deseando ver el olivo del lunes entre oraciones y consuelo de tristezas. Esas mismas oraciones que el martes se irán por la parte antigua para llenar desde los ocho caños hasta Santa María.
Verás como un barrio se vuelca con su Esperanza, por muchos azotes que reciba su hijo. O como el Mayor Dolor de una madre reconforta al Santísimo Cristo de la Sangre entre silencio y ruido de cadenas.
Un Jueves que no será como ningún otro en el que el Señor presentado al pueblo por Amor va recorriendo las calles, detrás el Perdón de unas Tristezas entre silencio y música de capilla, para llegar a la apoteosis de un barrio que acompaña al Señor en su paseo magistral por la ciudad de la que es dueño.
Para llegar a la mañana más esplendorosa admirando la belleza de Angustias y el movimiento justo del Cristo de los Remedios, para cuando entre la tarde ver al Señor dormido (que no muere, descansa) venir del barrio que no necesita nombre para saber cual es. El broche de oro viene desde La Merced para llenar de Soledad el centro de una Ronda que no sabe que la belleza más grande está en sus calles.
Todo terminará entre alegría y alboroto de un Domingo de nostalgia, en el que estamos deseando que el almanaque corra lo máximo posible para que los Ramos lleguen de nuevo. Disfruten de esta semana de ocho días, que tardará un año en volver.
Salud y suerte.
Publicado en Ronda Semanal el 8 de abril de 2017